La última entrega de Tyler Perry para Netflix, "Mea Culpa", se plantea como un thriller criminal con tensión y pasión, siguiendo la estela de clásicos como "Instinto Básico" y "Atracción Fatal". Sin embargo, a pesar de las expectativas, la película se queda a medio camino, logrando captar la atención pero sin lograr encender la chispa necesaria para ser memorable.
La trama nos presenta a Mea Harper (interpretada por Kelly Rowland), una abogada defensora criminal con ambiciones de ascenso, que se enfrenta a un caso de asesinato que podría catapultar su carrera. Su cliente, el encantador artista Zyair Malloy (Trevante Rhodes), acusado de matar a su novia, se convierte rápidamente en algo más que un simple caso para Mea. Sin embargo, la película falla en desarrollar una química creíble entre los protagonistas, aspecto crítico para el éxito de este género.
Visualmente, "Mea Culpa" ofrece momentos de deleite estético, especialmente en lo que respecta a Trevante Rhodes, cuya presencia en pantalla está destinada a seducir. A pesar de ello, la relación entre él y Kelly Rowland carece de la intensidad y pasión necesarias, dejando sus encuentros más fríos de lo esperado.
La película se enreda en subtramas que añaden drama pero restan foco al núcleo de la historia. La dinámica familiar complicada de Mea, junto con su enfrentamiento en el tribunal contra familiares directos del acusado, se presenta como un añadido para incrementar las apuestas emocionales, pero termina sintiéndose forzado.
dalton gellar
#1
Igual la veré me gustan este tipo de tramas aunque el director no es santo de devoción para nada..
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