Inicialmente, la idea de Bernard Rose era que en esta secuela no apareciera Candyman para continuar explorando la naturaleza de las leyendas urbanas de terror, pero los productores decían que el público prefería que sí apareciera Candyman eviscerando a sus víctimas.
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Inicialmente, la idea de Bernard Rose era que en esta secuela no apareciera Candyman para continuar explorando la naturaleza de las leyendas urbanas de terror, pero los productores decían que el público prefería que sí apareciera Candyman eviscerando a sus víctimas.
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