¨Seddok, el heredero de Satanás¨, también conocida en EEUU como ¨Atom Age Vampire¨, es una película de terror italiana sesentera que combina extrañamente al ¨Dr. Jekyll and Mr. Hyde¨ con ¨Les Yeux Sans Visage ¨ de Georges Franju.
La película tiene una calidad algo granulada y algunas escenas mal iluminadas, pero hay que reconocerle al director Anton Giulio Majano que logra crear una atmósfera interesante. La trama explica que el interés del mad doctor por las mutaciones surgió de sus experiencias en Hiroshima y Nagasaki y sus referencias científicas no dejan de ser relativamente ciertas y plausibles. Y el maquillaje utilizado para las transformaciones me pareció un trabajo estupendo.
Si bien el reparto pronuncia sus diálogos con poca convicción la historia tiene un irrefrenable encanto pulp, interesantes dosis de ciencia-ficción sixties, una banda sonora bastante agradable, guapas actrices, (como la despampanante rubia Susanne Loret), intriga policial, un erotismo suave y un terrible ser mitad hombre mitad bestia, sediento de sangre.
Y por cierto, no aparece ningún vampiro en el film.
A pesar de su excesiva duracion a mi personalmente me ha gustado mucho, y empezare por el lado negativo del film que nos ocupa. En primer lugar las actuaciones, ya no solo sobreactuadas, sino totalmente teatrales, de Jeanette principalmente, pero de la que tampoco se libran el mad doctor de turno y el tal Pierre, -este ultimo en menor medida-, y algun que otro extra o actor secundario como la supuesta loca que afirma saber quien es el verdadero asesino, cuando por entonces toda la gente creia que era un gorila que se habia escapado del zoo. Tambien destacare por el lado no precisamente positivo, ese cierto toque melodramatico que tiene e incluso a ratos, el tufo a telenovela barata que rezuma con la tal Jeanette como eje de esto ultimo que comento. Ya dicha la parte, sino negativa, si menos positiva de la peli, el resto es sencillamente que (como he dicho nada mas empezar mi critica) me ha encantado.
Subproducto italiano protagonizado por la bellísima e ignota Susanne Loret y Roberto Fantoni, especialmente recordado como el juerguista co-protagonista junto a James Coburn en la tronchante ¨¿Qué hiciste en la Guerra, papi?¨ de Blake Edwards. Con ellos, el veterano Alberto Lupo, un actor más bien poco conocido incluso en Italia que es recordado tan solo por haber tenido un notable protagonismo en el legendario y estrepitoso fracaso que fue ¨El tormento y el éxtasis¨ de Carol Reed (una peli reivindicada por los años).
Desde el principio ya nos muestran chicha a raudales (para ese tiempo) y vemos cómo irán los tiros. El personaje de Loret es una histérica que tras un accidente de coche queda un poco (en serio, solo tiene una quemadura) desfigurada, quedando como la malvada Dra. Wilde del Capitán Planeta. No entiendo el por qué de su enfado... Anda que a algunos frikis no nos ponía la Wilde en sus tiempos, como la April O¨Neil (y no voy a referirme al anime japonés, que la lista es infinita). Pues, tíos: en 1960 ya había una tía de verdad que iba a su estilo y encima enseña los senos en pantalla. Mamma mia!
La historia trata esencialmente de ¨l¨amour fou¨ (inclouson est ambienté en Marseille, capiscé?) y las mutaciones radiactivas, que llevarán a un científico a convertirse en el Dr. Hyde de la Era Atómica. Las interpretaciones un tanto exageradas aumentan esa sensación de drama de estilo francés, hasta el punto de resultar casi paródicas. No es que el reparto lo haga mal, pero van un tanto sobreactuados: ¨Ti amo¨, ¨Anch¨io ti amo piu¨, ¨ ma io ti amo piu, piu, piu, come un ucello¨, ¨guarda si ti amo che non sto¨ facendo caso dil mutante radiactivo a la tua destra¨, y etcétera, etcétera.
Son también destacables los FX, irregulares, combinando momentos hilarantes con cierto uso de efectivo stop-motion, lo que bastante atractivo para los que gustamos de O¨Brian, Harryhausen o Zeman (el final de la transformación del científico en su Mr.Hyde atómico es un ejemplo).
No se puede negar que la peli es tosca, malilla, cargada de chistes nefastos y casi recurre al explotation (un strip-tease de cintura para arriba; eso es casi explotation. Pero no queda mucho para que el subgénero se establezca definitivamente...) en sus momentos iniciales, pero como véis en el tono de la crítica me ha resultado suficientemente digna y amena como para alegrarme el ánimo - pasan tantas cosas que parece una peli del Monster Mash de la Universal - y hacer una crítica así de ridícula, lo que comporta que para ser consecuente la voy a calificar con un ¨sufi¨ pelado. Ideal para fans del bizarrismo itálico.
Pelicula italiana de un doctor y sus experimentos para embellecer a una joven con una malformacion a causa de un accidente. . . Por ser una pelicula de los 60s, el argumento no es malo solo que se hace algo tediosa por momentos. No la considero un clasico ni mucho menos una buena pelicula, para esos años las hay mejores, pero se deja ver sin problemas. La recomiendo solamente a quienes gusten de filmes de mad doctors de esos años, al resto pueden pasarla por alto. .
Un cagarro horrible y despiadadamente atroz.Alejaros como de la peste
Críticas: 6
mahotsukai
7
Aceptable film italiano de terror y ciencia ficción, a cargo de Anton Giulio Majano.
Tras estudiar los horrorosos casos dérmicos tras la bomba atómica en Japón, el obsesivo Dr. Levin trabaja incansablemente en la perfección de un tratamiento que regenera la dermis de pacientes quemados y/o desfigurados. Mientras tanto, una bella stripper resulta horriblemente desfigurada en un accidente automovilístico, convirtiéndose en la perfecta oportunidad para que Levin pruebe los últimos avances de su experimento.
Tras el controvertido y vanguardista film francés “Les yeux sans visage” (“Los ojos sin rostro”, 1960) de Georges Franju, sobre un cirujano parisino que secuestra y asesina mujeres para así curar a su hija desfigurada, surgieron en Europa una serie de variantes e imitaciones que intentaron, por un lado, aprovechar el impacto mediático y, por otro, generar un subgénero dentro del cine de terror que en el caso de Italia, y esos tiempos, comenzaba a experimentar con el horror gótico de la mano de Riccardo Freda (“I Vampiri”, 1956) y Mario Bava (“La maschera del demonio”, 1960). Entre estos films, de variada calidad, se estrenaría esta aceptable e interesante, aunque discreta propuesta franco-italiana del modesto director italiano Anton Giulio Majano, quien realizó más bien su carrera profesional en la TV como guionista.
Entre las cuestiones que hacen interesante a “Seddok, l’erede di Satana” (1960), sin embargo, podemos mencionar dos aspectos que bien valen la pena mencionar para reivindicarla, en su justa medida claro, ya que en su momento no pasó de ser considerada un ejemplo irrelevante y torpe de película de terror. El primero de estos elementos es su esencia precursora de géneros cinematográficos, a saber, el giallo y el “fumetto nero” en el creciente cine de terror italiano. Sin proponérselo, al tomar elementos del giallo a la italiana que se vendía exitosamente en los 50s, “Seddok, l’erede di Satana” (1960) contribuirá, junto a otros films similares, al desarrollo del giallo cinematográfico principalmente por sus elementos detectivesco y criminales, que terminarían de cuajar con “La ragazza che sapeva troppo” (1962) de Mario Bava, pero también lo hará al tratar elementos que llevarían a la creación del “fumetto nero” o “historieta negra” a partir de “Diabolik” (1962) de Angela y Luciana Giussani, variante de la novela policíaca italiana, pero con elementos controversiales que la crítica de aquellos años consideraba incluso obscenos.
Y el segundo elemento, en directa relación al punto anterior, es la nutrida referencia y amalgama de géneros, en donde no sólo identificamos las mencionadas alusiones al género giallo y detectivesco, sino a otros como el thriller psicológico y criminal en especial en la figura del asesino anónimo (Jack, El Destripador) y dualista (“Strange case of Dr. Jeckyll & Mr. Hyde”, 1886 de Robert L. Stevenson), el horror gótico (el vampirismo) y hasta elementos de ciencia ficción muy delirantes. De esta forma, el guión firmado por el propio director en base a una historia de Piero Monviso, presentará a una suerte de mad doctor que dispone de un dispositivo que puede convertirlo en vampiro para secuestrar y asesinar a mujeres y así producir un suero que cure a una chica desfigurada, con la cual se ha obsesionado.
Como se transformaría en una tónica en este tipo de films, y como lo emularía -por ejemplo- el propio Jesús Franco en “Gritos en la noche” (1962), estamos ante personajes no muy complejos, con la bella protagonista y su galán, por un lado, y la fiel ayudante -enamorada del científico- y el retrasado jorobado, por otra, cuyos intereses entran en pugna, con la policía como espectador. No obstante, una excepción es el villano, que se convierte en el epítome del sujeto inescrupuloso y obseso, una suerte de “monstruo” humano, siendo lo más interesante de la película. No obstante, en el caso de “Seddok, l’erede di Satana” (1960) Majano lleva esta monstruosidad psicológica y/o emocional a la literalidad, agregando elementos góticos que la Hammer en Inglaterra, por ejemplo, abordaba con gran éxito, una suerte de transposición de la figura demoníaca vampírica que, sin embargo, el director no explora más allá, como, por ejemplo, elementos sexuales y de obsesión también sexual. Así, el Dr. Levin es una suerte de desgraciado cuya degeneración es tal que no existe forma de redimirlo, de hecho, estamos ante un personaje para nada empático y que tampoco genera cierta lástima o compasión por parte del espectador.
Volviendo a la naturaleza compilatoria del film, conviene también destacar que Majano no se guardó nada, porque no sólo agregó elementos seudocómicos a la trama como presuntos sospechosos de los crímenes (el gorila que escapa del zoológico y un vampiro oriental radioactivo), elementos eróticos como el seudotoples de la rubia Jeannette en el club nocturno y elementos festivos como el mísmisimo número de baile introductorio, sino que también llevaría esta tendencia al exceso a la música, por ejemplo. La banda sonora, a cargo de Armando Trovajoli (“Boccaccio ‘70”, 1962), combina estilos musicales asociados al jazz y otros elementos que lo acercan más al horror gótico recién inagurado por Ricardo Fredda en “I Vampiri” (1956) y “La Maschera del Demonio” (1960) de Mario Bava, que pueden resultar en una desasociación, pero que son típicos de su época.
Los efectos especiales de Ugo Amadoro (“Roma contro Roma”, 1964) y el maquillaje de Euclide Santoli (“La ragazza che sapeva troppo”, 1962), he de reconocer, dan cuenta de una producción de bajo presupuesto y no han envejecido de la mejor forma. Majano utilizaría principalmente maquillaje y en algunas escenas stop motion, sobre todo en las escenas en que el villano toma y recupera un aspecto distinto. De hecho, en un principio cuesta asimilar que el engendro trata de un vampiro, asemejándose más a una suerte de individuo deformado, pero aún así humano, como una versión libre de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde.
“Seddok, l’erede di Satana” (1960) contó con actuaciones aceptables para la época, aunque un tanto exageradas y teatrales, en especial de Alberto Lupo (“A 008, Operazione Sterminio”, 1965) y Susanne Loret (“Teseo contro il Minotauro”, 1960). La pareja protagónica, que interpretan al obsesivo Dr. Levin y a la bailarina Jeannette Moreneau tienen una química aceptable, pero la sobreactuación hace que por momentos reste credibilidad a la relación de agradecimiento-rechazo que termina por darse entre ambos. Sergio Fantoni (“Von Ryan’s Express”, 1965) encarna a un intrascendente Pierre Mornet, marino que tiene una relación libre con la bailarina, pero que se convierte en una de tira y afloja. Más interesante es Franca Parisi (“I dieci gladiatori”, 1963), quien encarna a la fiel y postergada Monique Riviere, ayudante de Lavín que lo apoya en sus experimentos, creyendo ilusamente que su lealtad será pagada con amor que no es correspondido. Andrea Scotti (“La ragazza del vagone letto”, 1979), en tanto, interpretó al jardinero peón de Levin e Ivo Garrani “La maschera del demonio”, 1960) como el comisario de policía.
Como anécdota, comentar que durante varios años se creyó que detrás de la producción de “Seddok, l’erede di Satana” (1960) estaba el mismísimo Mario Bava, lo cual es falso. El productor del film Elio Ippolito Mellino firmó con el seudónimo de Mario Fava, evidentemente para convocar más interés mediático y comercial. De hecho, para tales fines, en Estados Unidos se le renombró con el ridículo nombre de “Atomic Age Vampire” e incluso sufrió de la censura, siendo estrenada como poco más de 70 minutos en lugar de los 103 minutos originales.
En resumen, una película que bien vale la pena reivindicar más por sus intenciones que por sus resultados finales, pero que resulta entretenida e interesante en su particular (y desordenada, si se quiere) forma de mezclar géneros, que le permitieron convertirse en un fil pionero para futuros géneros que dominarían el cine de terror en la Italia de los 60s y 70s.
Me gusta (0) Reportar