Un ciudadano común y corriente queda atrapado en una cabina telefónica. Pese a los intentos de ayuda de los transeuntes, no puede ser liberado.
Pero las cosas pasan a otro nivel cuando los misteriosos operarios que instalaron la cabina esa madrugada se lo llevan con aparato y todo a un destino desconocido. En el trayecto, el prisionero va dándose cuenta de que está indefenso en manos de fuerzas + siniestras que lo conducen a un inexplicable y atroz destino del cual parece no haber escapatoria... y del que ninguno de nosotros puede considerarse a salvo.
Sinopsis:
Un ciudadano común y corriente queda atrapado en una cabina telefónica. Pese a los intentos de ayuda de los transeuntes, no puede ser liberado.
Pero las cosas pasan a otro nivel cuando los misteriosos operarios que instalaron la cabina esa madrugada se lo llevan con aparato y todo a un destino desconocido. En el trayecto, el prisionero va dándose cuenta de que está indefenso en manos de fuerzas + siniestras que lo conducen a un inexplicable y atroz destino del cual parece no haber escapatoria... y del que ninguno de nosotros puede considerarse a salvo.
Maravilloso, tenebroso, claustrofóbico, impotencia, nerviosa, rabiosa, pavorosa, retorcida… y así cien mil adjetivos que le podemos poner a este corto, pero sobre todo uno que resaltaría por encima de todos: ¡SOBRESALIENTE! Si alguno de las señoritas del averno de los que me sigue como mucho, de os de 15 años para abajo, creo que poco recordaréis las cabinas de teléfonos con puerta, que quedan por ahí si, pero muy pocas. Recuerdo cuando vi este... (seguir leyendo)
Premio Emmy, Mejor dramático del Canal 47
de Nueva York, Premio de la Crítica Internacional
del Festival de Montecarlo, Premio Marconi de
Mifed de Milán, Quijote de Oro al Mejor Director
Premio Nacional de Cinematografía y Premio Ondas
Tahito
Maravilloso, tenebroso, claustrofóbico, impotencia, nerviosa, rabiosa, pavorosa, retorcida… y así cien mil adjetivos que le podemos poner a este corto, pero sobre todo uno que resaltaría por encima de todos: ¡SOBRESALIENTE! Si alguno de las señoritas del averno de los que me sigue como mucho, de os de 15 años para abajo, creo que poco recordaréis las cabinas de teléfonos con puerta, que quedan por ahí si, pero muy pocas. Recuerdo cuando vi este... (seguir leyendo)